Acompañamiento en Procesos Vitales

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

 

 

Valles, montes y hondonadas se van desplegando ante nosotros.

A veces los parajes más exigentes nos encuentran con ánimo y fuerzas para afrontarlos.

Pero no siempre.

Ciclos, subidas y bajadas, forman parte del curso natural de toda vida. La clave? Amarla, amarla como viene.

Y no se logra de otro modo que amándonos a nosotros mismos.

 

Todo proceso, sea por duelo, trauma, estrés, sentimientos de abandono o pérdida... todos son diferentes mas, al mismo tiempo, se pueden simplificar en un punto de partida y una meta.

Cuáles?

Ir del dolor al amor. Y no, no es sencillo, pero se puede. Desde la dolorosa casilla de salida pasaremos por múltiples emociones, retos, sabotajes... el camino no está exento de sorpresas.

Lo hermoso es ver cómo se puede, desde el amor hacia uno mismo, extraer lo mejor de cada situación.

Cual alquimista, pasarás

del plomo al oro

de las cargas a la libertad interior

del dolor, por tanto, al amor.

 

Dime caminante: estás preparado?

 

Confía. Puedes. No estás solo.

 

Te acompaño.